Relato de un rapidin con premio
Ahí estaba ella con falda, cosa rara por supuesto, vino por mi, miraba sus suaves piernas tersas y tibias indicaban la dominación por atraer a su pareja, no importa que hubiese frío ahí estaba llegando como hacía más de un año no venía, y en falda, cosa rara, pero se veía bien, deliciosa, excitante perversa, su blusa ceñida resaltaba su ajustado brasier que amenazaba con explotar reteniendo deliciosos tesoros infantiles, y apreciados atributos femeninos, un par de hermosos pechos amenazantes de salir al combate cuerpo a cuerpo con la boca y manos de cualquier hombre, como los que antes ni la saludaban al verla, vestida de hombre y ahora a sus años no demostraba más que sus apetecibles atributos femeninos como una mujer ganosa de sexo y el placer descontrolado.
Salí temprano del trabajo y con pretexto de una tarea fallida y de camino cualquier antojo para comer y más para deleitarme con tales atributos, fuimos al subterráneo de un supermercado procurando la oscuridad y la complicidad del lugar donde fue el sitio indicado para dar rienda suelta a las pasiones orales, mientras en el camino mis ansiados dedos ya exploraban la zona íntima bajo su falda sintiendo la humedad de sus labios inferiores que ya chorreaban de deseo y lujuria, una vez estacionados, baje mis prenda y subí la suya, hice a un lado el azul cómplice de mis perversos deseos de estar en su lugar, después de las compras y las merecidos premios de cada uno, ella se puso muy cerca del lugar de placer y mis prendas recorridas a las rodillas dentro del auto, se lo ofrecí en la penumbra del lugar cerca de su boca, y con avidez lo tomo entre sus dedos y la lleve a su boca empujando con mi mano su cabeza y abrió la boca saboreando las mieles saladas del líquido pre seminal que ya brotaba de mi excitado miembro, y a punto de explotar en una eyaculación precoz me detuve a ofrecerle su placer del mismo modo con su falda arriba y haciendo de lado sus azules tangas abrí sus piernas que me ofreció sin disgusto y me dedique a saborear sus jugos, tibios insípidos abundantes que ya emanaban de tan deseosa vagina, su vulva caliente y palpitante deseaba tener algo dentro y yo tener el mío en esa profundidad erótica tibia y húmeda, pero mi lengua jugueteaba con su clítoris y chupaba sus labios y se metía como beso de lengua profundo en su cavidad erótica, cachonda, caliente, golosa, sabrosa, mientras me sostenia mi cabeza en su entrepierna mientras sus manos me la sujetaban acariciando mi pelo y despeinándome de placer y lujuria gemia con gozo la mamada de panocha que le estaba dando por unos instantes, palpe con mi índice y metí hasta donde pude tocando sus paredes interiores de la ansiosa vagina mientras besaba y chupaba su vulva con deseo y lujuria y sostenía con la otra mano mi erguido miembro palpitante y deseoso de vaciar las mieles del placer en su interior cavidad erótica, cachonda, caliente y golosa de las perversidades de un par de amantes lujuriosos de la tercera edad.
Después de las caricias orales en nuestros sexos humedecidos siguieron los besos de placer, dónde juntamos nuestros sexos en nuestras bocas, nuestros jugos con nuestras salivas y lenguas, saboreando cada uno la perversidad del sexo oral y con gran placer nuestras bocas de juntaron en besos de lengua jugeteando en el interior de cada boca y saboreando las delicias de nuestros labios húmedos ganosos en la perversa lujuria de unos amantes apasionados con gran placer disfrutamos ser cómplices en el placer sexual a nuestra edad.
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